Carta de un perdón referida al acoso social

Pedir perdón es de valientes

Hace pocos días recibí unas palabras de una de las madres, que prohibía a su hija jugar con la mía a la edad de 3,4, 5 años.

Nunca llegaré a entender como rumores tan escabrosos pudieron tener algún tipo de credibilidad, pero la cuestión era que mi hija desde sus 3 años, era capaz de causar pesadillas al resto de los mortales y poner en jaque a todo un pueblo. Es un poco grotesco la forma de describirlo, pero la realidad era que dos madres con las que discutí una tarde porque se permitieron el lujo de chillar a mi hija, decidieron utilizarla como un mero instrumento para hacerme entender que había dañado su ego, y que lo iba a pagar muy caro. Claro... la única forma de hacerme daño, era utilizando a mi hija.

Personas mezquinas y ruines de esas que, lamentablemente aún quedan.

El rumor que extendieron fue que sus hijas (que eran amigas de la mía y además se querían un montón), empezaron a tener a raíz de nuestra discusión (que curioso), pesadillas y les martirizaba acudir al colegio y tener que ver a mi hija. Avisaban a otras madres de que tuvieran cuidado de que sus hijos jugaran con la mía porque sino, lo iban a terminar pasando fatal, y así fue como nos vimos encerradas en un bulo del que casi me cuesta la vida salir.

Pues bien, una de estas madres que estaba atenta a los insultos que estas señoras proferían a mi hija, decidió "tener cuidado" y mantener a su hija alejada del "monstruo" de la mía.

Y como os digo, hace unos días recibo estas letras dedicadas a mi hija:

 
Hola Olaia, te he oído hablar en Radio Euskadi. Me gustaría que supieras lo que he llorado al escucharte. Soy Marta, la madre de aquella niña a la que sin saber porque, prohibí jugar contigo y a la que tú tanto querías.
Solo quiero decirte que lo siento. Yo sabía la mochila de insultos que llevabas…Y nunca dije nada.
Es más, creo que quise creerlos para formar parte de un grupo que, a día de hoy, he comprendido que para ser felices necesitan hacer daño. Pero ya es tarde.
Hoy te mando estas letras, mi perdón es público. Deseo que seas feliz porque te lo mereces. Y que lo que haces, es todo un ejemplo de amor y superación.
Lo siento pequeña.
MARTA

¿Qué opináis?

Pensarlo un minuto.

Una señora que trató a mi hija como si fuera basura durante años, ahora de repente, le pide perdón.

Es verdad que pedir perdón le honra y a que hay que ser valiente para hacerlo, pero tuvo tanto tiempo para pedirlo... Es más, tuvo mucho tiempo de cambiar el rumbo de los comentarios que escuchaba y sobre todo, tuvo mucho tiempo para tratar a mi hija como a una niña normal y no como si tuviera una enfermedad contagiosa.

La respuesta está en cada uno de nosotros.

Yo he aprendido a vivir sin odio, pero no puedo perdonar. Es la vida de mi hija la que estaba en juego.

No sé lo que harían otras personas, pero tengo que ser justa conmigo misma, y aunque vuelvo a reconocer que ha sido valiente, su perdón ha llegado demasiado tarde.