¿Víctima del Bullying?
Esta es la pregunta que más me hacen desde que decidí publicar mi libro. Y la respuesta es NO.
Los niños que sufren bullying o acoso escolar no son víctimas, son unos supervivientes. Nunca me ha gustado la palabra víctima porque te hace parecer débil, y las personas que lo sufren y se levantan cada mañana sabiendo el infierno que les espera, desprenden fortaleza.
¿Por qué decido contar nuestra historia?
Cuando sufres este tipo de situaciones, la gente nunca te escucha. A nadie le interesa lo que está sufriendo tu hijo y solo los silencios son tus compañeros de viaje. Si... esos silencios que duelen como una patada en el estómago.
Al principio, sientes miedo y la culpa te come, pero un día, comprendes que no eres culpable de nada y que los acosadores se nutren precisamente del miedo.
Un día, decidí que yo era quien debía liberar a mi hija de su mochila cargada de insultos, desprecios y humillaciones y quise ponerle voz. El proceso de escritura ha sido además, una liberación para mi y creo que su lectura puede servir de ayuda a todas aquellas familias que tristemente, estén viviendo la lacra del bullying.
Al final del camino, hay un mensaje de superación, una herida que aunque no se olvida ya no duele.
Ese es mi mensaje. Luchar contra este tipo de personas a las que llamamos acosadores, a veces no sirve, hay que luchar contra uno mismo para saber encontrar el final del camino. No venirse abajo...Algo mejor nos espera.
La escritura mi pasión
Estudié periodismo pensando que comunicar era una de sus mayores pasiones; sin embargo, a medida que iba creciendo y mi madurez me ayudó a entenderme mejor, descubrí que lo que más me apasionaba era el arte de expresarme mediante la publicidad y la escritura.
Soy publicista de profesión y escritora por vocación. Escribir se ha convertido en mi modo de reflexión y de desahogo; desde mi infancia, escribía en un papel las palabras que me dictaba el corazón y que me ayudaban a sentirme mejor.
Realmente, nunca pensé en la idea de publicar, pero a raíz de vivir la historia que reflejo en este libro, se despertó en mi la necesidad de compartirla.
Sin miedos y sin tapujos, porque solamente compartiendo los caminos livianos y los caminos llenos de obstáculos, se puede ayudar a otras personas a sentirse mejor. No son más que vivencias que les puede tocar vivir a cualquiera.
Si mi historia puede ayudar a una sola persona, ya habrá merecido la pena.
Y por cierto... Parte de los beneficios de este libro son donados a la Asociación Integranee y Paremos el Acoso Juntos, por su dedicación infinita.