El bullying secuelas

Las secuelas del bullying

Si, ya lo sabemos todos, para que el bullying no pueda generar secuelas en los niños, hay que prevenirlo, hay que evitarlo, pero tal como están las cosas, es una idea bastante utópica. España tiene unos datos muy alarmantes.

En el caso particular de ESPAÑA, se trata de un país que por su índice de población y por la enorme cantidad de estudiantes de nivel primario y secundario que tiene, presenta una cantidad de casos graves de bullying y ciberbullying que resulta preocupante: 300.000 para ser exactos.

Si somos conscientes de esta triste realidad, cabe pensar que no va a cambiar de la noche a la mañana, aunque los que tienen el poder para empezar a bajar las cifras, parece no ser conscientes de las secuelas que el bullying puede generar en los niños, incluso secuelas que pueden marcar su edad adulta.

Cuando yo tuve que llevar a mi hija a psiquiatra infantil, su psiquiatra me explicó lo siguiente:

EL bullying destroza la autoestima del niño y teniendo en cuenta, que es a la edad temprana cuando hay que reforzarla, parece improbable que un niño a la que se la están pisoteando, pueda ser un adulto con confianza en si mismo.

Aislamiento social: Los niños que han sido víctimas de bullying, pueden perder la confianza en los demás, por tanto, pueden presentar problemas en las relaciones sociales y de pareja, debido a la falta de confianza y en un pobre auto concepto de si mismos.

Ansiedad y depresión: Hay muchos estudios que relacionan a los niños víctimas de bullying con episodios de ansiedad y depresión en la edad adulta. El bullying sobre todo, el que perdura durante años, es un trauma emocional que arrastran con los años y que puede afectar en todos los ámbitos de su vida.

El bullying no solo afecta a los niños con el sufrimiento que les genera en su edad temprana. Pueden acarrear secuelas cuando son adultos y verse mermada sus capacidades en todos los ámbitos de su vida y en su forma de percibir la vida (en sus relaciones afectivas, en el trabajo, en la inestabilidad que les provoca sus cambios de ánimo, en la confianza en sí mismos, en la infelicidad que causa la depresión... Nos estamos cargando niños que serán adultos con una vida mermada.

Y lo peor es que las Instituciones lo saben y no hacen nada

Cuando yo bajaba al colegio siempre con la esperanza de encontrar un poco de cordura en los profesores y en la dirección del centro, decían que era cosa de madres (porque en mi caso todo empezó porque dos madres decidieron entretenerse machacando a mi hija) la manera que tuvieron de etiquetarla desde los 3 años (es una niña mala que provoca pesadillas en nuestras hijas y a la que llamaban chuky y basura)  además de alertar a otras madres para que no dejaran a sus hijos jugar con la mía dio lugar a años de vacíos y exclusiones... Pero solo era cosa de madres. Al colegio le parecía normal que madres de alumnas también del centro, tuvieran arrinconada a una niña. 

Nunca hicieron nada para intentar frenar una situación que provocaba mucho sufrimiento en mi hija, ir al colegio le suponía una lucha interna porque sabía que tenia que ir y sin embargo, se moría por hacerlo.

¡Era inevitable!

Las niñas empezaron a imitar la actuación de sus madres y el colegio solo era un lugar donde mi hija veía de lejos como sus amigas jugaban mientras le llamaban oveja negra y le pisaban el abrigo. Mientras se quedaba arrinconada esperando a que la mañana acabara. Cada vez que salía llorando del centro, mi alma se partía. No podía hacer nada por ayudarla y me parecía increíble que nadie viera como estaba mi hija. Ya no quería salir a la calle y sus ojos se apagaron como cuando soplas una vela.

Volví al colegio... ¡Pero solo era cosa de niños!

Al final con 6 años se abrió un protocolo.

Un protocolo que no sirvió para nada a pesar de que la psiquiatra infantil a la que tuve que llevar a mi hija, afirmó en sus informes que mi hija no tenía autoestima y que había normalizado que estaba sola porque era mala y que por tanto, se lo merecía.

Un drama cargado de frustración e impotencia. Una madre que no sabía que más puertas tocar porque todas se cerraban antes de abrirse y un gerente que en años, lo único que hizo, fue invitarnos a irnos del centro.

Era un colegio concertado y creo que con eso lo digo todo... 

¿Es mejor perder a una familia que a siete aunque hallan machacado la vida de una niña? la respuesta incoherente es que SI. Al final, las familias solo somos números. Un negocio enmarañado que se cuelga medallas alardeando de la educación que dan a nuestros hijos y que a la hora de la verdad, su bienestar y su integridad les importa menos que nada.

Hemos hablado de las victimas de bullying, pero para los acosadores, también se generan secuelas.

¿Que secuelas puedan tener los acosadores? te lo explico