Síntomas Bullying

Bullying: Atento a estos síntomas

Los síntomas del Bullying, es decir, poder detectar que algo va mal, no están escritos en una Biblia, sin embargo, si hay indicativos a los qué debemos estar atentos por si las moscas...

Hay síntomas que frente al acoso escolar o bullying no debemos dejar escapar:

Tristeza, irritabilidad, apatía dejando incluso de hacer cosas que antes le encantaban, dolores físicos (que pueden no existir), un rendimiento escolar disminuido... Y en los casos más evidentes, le aparecen rasguños, moratones, cosas que le desaparecen, cuadernos o libros que se rompen...Y como no, los domingos por la noche parece que están sumidos en una lucha interior pensando en que, al día siguiente, cuando se levanten, tienen que acudir a lo que para muchos, se ha convertido en su celda de tortura particular.

Y ojo...Lo que suele ser común en muchos de los menores. No quieren hablar. Están herméticos.

¿Por qué no quieren contar en casa lo que les sucede en el entorno escolar?

Los motivos según estudios derivados de expertos especializados en psiquiatría infantil, pueden ser varios:

- Vergüenza: Sienten vergüenza por no defenderse, por permitir que un grupo de indeseables le hagan la vida imposible, por no saber cómo terminar con una situación de acoso que está poniendo su vida patas arriba.

- Miedo: Muchos niños están aterrados porque están amenazados por los agresores. "Si lo cuentas va a ser peor", "Si lo cuentas vamos a ir a por ti"...

- Soledad: Las víctimas de acoso suelen terminar quedándose con poco o ningún apoyo, dentro de su entorno escolar. Entran en bucle. No puedo hablar con nadie porque estoy solo o si cuento lo que me pasa a los pocos amigos que tengo, seguro que acabarán separándose de mí. La soledad les lleva a pensar que cuantas más personas sepan su desgracia más solo estará.

En este apartado, quiero contar lo que yo sentí y que me llevó a comprender porque estos niños terminan sintiéndose solos. La realidad es que, en la mayoría de los casos se sienten solos, porque están solos. No es un sentimiento, es un hecho.

Cuando la gente te empieza a señalar por algo que dicen que eres o que has hecho, hay muy pocas personas que antes de señalarte se preocuparan por saber si es verdad. Te señalarán y punto. Las personas miramos para otro lado, la Ley del Silencio y la soledad se convierten en compañeros de viaje de las personas que sufren. Los seres humanos somos de estar en manada, de encajar en grupos que a veces sin saber porque queremos pertenecer, y lo más fácil para encajar es seguir la corriente, decir que si o que no sin saber siquiera porque lo decimos, simplemente lo hacemos porque lo dicen otros. Estas conductas son las que nos llevan a actuar sin personalidad, sin molestarnos en saber la verdad, sin pararnos a pensar en el daño que estamos haciendo a otras personas sin ningún motivo.

Somos cobardes y apáticos y mientras los adultos no cambiemos y empecemos a revelarnos contra lo injusto, no podemos pedir a los niños que lo hagan. No podemos exigir a los niños a que sean empáticos, a que no miren para otro lado cuando un niño sufre, a que defiendan lo que es justo... No lo podemos pedir, porque los adultos no tenemos la valentía de hacerlo.

Cuando mi hija fue víctima de acoso social cuando tenía 3 años, empezaron dos madres y acabaron siendo 7. Personas que no nos conocían apartaban a sus hijas de la mía si se acercaba. Creo que este doloroso ejemplo, define muy bien lo que trato de explicar. Y a quien lea mi libro, entenderá aún mejor lo que trato de explicar. Los adultos, los padres... Tenemos que cambiar muchas cosas para que nos niños vivan en un mundo mejor.

¿Qué podemos hacer si detectamos que nuestro hijo es víctima de acoso escolar?

Lo primero ponerlo en conocimiento del centro. Este primer paso suele ser infructuoso en muchos casos, porque muchos docentes, aunque parezca mentira siguen aludiendo a frases tan banales como: "Son cosas de niños" o "No es para tanto". Hay docentes que no quieren ver y otros que ven y no quieren actuar. Por ese motivo, cuando se abre un protocolo, en muchas ocasiones se abre mal y tarde.

Ojo... También hay profesores que nos maravillosos. De hecho, en la situación en la que estaba inmersa mi hija y de la que yo no veía ya salida, fue una profesora quien dio la voz la alarma y a raíz de su actuación, todas las piezas empezaron a encajar.

Si el colegio no nos hace caso, podemos acudir al Departamento de Educación y exponer lo que pasa y la actuación del docente.

Existen Asociaciones en cada comunidad en las que te podrán ayudar a dar los pasos correctos y te darán pautas para poder ayudar al niño emocionalmente.

Psiquiatría infantil también es una opción cuando vemos que nuestro hijo está mal y no conseguimos que se acabe de sincerar con nosotros. A veces, son los profesionales los que consiguen entablar lazos de confianza mediante técnicas adecuadas para el menor.

También existe la figura del perito educacional. Un perito educacional te ayudará a recabar pruebas de las actuaciones del centro escolar. Te aconsejará grabar las conversaciones de las reuniones con los docentes o con la dirección del centro. Si ve pruebas de una mala actuación te ayudará a denunciar al centro.

Y sobre todo... No te rindas. No olvides nunca que los acosadores se nutren del miedo y de la debilidad así que brindale a tu hijo, las herramientas necesarias para que no se atemorice fomentando su auto estima y la confianza en sí mismo.

¡Y recuerda... del bullying se sale!