Prevenir el Bullying
¿Cómo podemos prevenir el Bullying?
Prevenir el Bullying en una labor de todos (familias y educadores), pero el trabajo de prevención tienen que empezar en casa.
Con una educación basada en el respeto y comunicativa, ayudando al niño a tolerar su frustración y a gestionar sus emociones, podremos empezar a prevenir la lacra social del bullying.
- Fomentar en la familia un clima de comunicación en confianza. No somos los amigos de nuestros hijos, sin embargo, debemos otorgarles la confianza suficiente para que sean capaces de contarnos como se sienten.
- Huir de la Ley del silencio. Cuando un niño se cierra en banda como una caja que parece estar hermética puede ser indicativo de que algo no va bien. Debemos intentar que exprese sus sentimientos porque solo sabiendo como se siente o que le preocupa, podremos ayudarle. En este apartado y por la experiencia que lamentablemente yo viví con mi hija, notaba que cuando salía del colegio no había manera de que me contara nada. Le preguntaba sobre las clases o a qué había jugado en el recreo, pero sus respuestas siempre eran las mismas, o no me acuerdo o no me apetece hablar. Todas las alarmas se encendieron en mí.
Entre en bucle. Cuando menos hablaba más le preguntaba, pero me di cuenta de que estaba entrando en un círculo vicioso que lo único que conseguía era que se agobiara con mis preguntas.
Entonces decidí inventarme historias en los que yo también sufría a veces porque me había enfadado con compañeros de trabajo o que una vecina me había hecho sentir mal ese día. Al principio solo me escuchaba, atenta, hasta que una noche me dijo: "Yo también me siento mal en clase muchos días". Aunque me quise morir en ese momento, empezamos a intercambiar momentos en los que nos sentíamos mal, y empezó a hablar... Una vez nos cuentan, podemos ayudarles y el dolor que sienten empezará a disminuir, aunque estén sumidos en un verdadero calvario...
- Fomentar la autoestima. No se trata de decirle a todos horas lo guapo que esta o lo bueno que es, tampoco se trata de que rocen la vanidad. Sin embargo, cuando se esfuerzan por conseguir un objetivo debemos valorar su esfuerzo. Esto es lo mismo que cuando tienen una mala racha en el colegio y suspenden algún examen. Decirle que es un vago o que es porque es tonto, no va a hacer que apruebe la próxima vez, sin embargo, habremos conseguido disminuir la confianza en sí mismo.
Yo soy partidaria del refuerzo positivo. Se le puede decir que tiene que estudiar y esforzarse más. Decirle que es capaz de aprobar el examen la próxima vez y que confiamos en qué pueda hacerlo. El refuerzo positivo es una motivación que suma y no resta. Posiblemente cuando sabe que confiamos en él se motive a demostrarnos que no estamos equivocados.
- Fomentar el respeto. Desde que son pequeños tienen que saber que cada uno de nosotros somos únicos. Todos somos diferentes, pero todos merecemos el mismo respeto. Y por supuesto, tenemos que predicar con el ejemplo. Si en casa nos oyen (y los niños se enteran de todo), hablar con deprecio hacía otras personas, criticar, ofender... Aprenderán lo que escuchan. No olvidemos que los niños cuando son pequeños actúan por imitación.
- Enseñarles a aceptar la frustración. La frustración es un sentimiento más que forma parte de la vida. Muchas veces en la edad adulta nos sentiremos frustrados. Cuando nos echan de un trabajo, cuando nos deja nuestra pareja, cuando hemos dado la vida en un proyecto que al final se desvanece... Y así tienen que aceptarlo desde pequeños. Aceptar la frustración es una manera de aprender a gestionar el resto de emociones y que, además, ayudará al niño a fomentar la autoestima y la autonomía.
- Fomentar la empatía. Tratarles con cariño no a gritos. Chillarles rara vez va a conseguir beneficios en el niño. Podemos conseguir lo mismo desde el cariño. Ser empáticos y comunicativos.
Es verdad, que el bullying y el acoso escolar vive en las aulas haciendo la vida imposible de muchos niños. Lo expuesto anteriormente son aspectos que pueden ayudar a que nuestros hijos aprendan a respetar y a empatizar con otras personas, a gestionar sus emociones y a contarnos las cosas que les preocupan. Pero no es una ciencia. Ójala fuera tan fácil.
No sé quién tiene el poder para frenar esta lacra social del bullying. Lo que sí sé, es que todos deberíamos de hacer mucho más. Las familias, las Instituciones, las Leyes... Mientras de verdad las cosas no cambien seguiremos siendo el país con más casos de bullying del mundo ¡Si,si... Lo has leído bien!
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